sábado, 11 de julio de 2020

Sentido y futuro de este blog

Fiente:  Wikimedia, usuario Gagea.
Consideren que abandoné este proyecto, que inicié creo que a los quince años, tal vez antes, durante mucho tiempo. Consideren que mayormente lo usé para subir pensamientos dispersos, incluso incoherencias. Pero el blog, por alguna razón, principalmente por las reseñas de libros que se leen en el ciclo escolar de las escuelas argentinas, sigue recibiendo visitas diarias. ¡Pena me daría dejar de lado una plataforma desde la que proyectar mi pensamiento! Hay un comentario, en la reseña que hice sobre una obra de teatro de Armando Discépolo, que dice "clavícula el resumen". ¡Este blog le zafó la tarea a un adolescente (o, peor aun, a un estudiante universitario)! Le tengo aprecio. Me dan risa los primeros posteos que, realmente, no los borro por nostalgia (son pésimos y expresan opiniones que al día de hoy también me dan vergüenza). Lo último que hice fue recolocar acá unos posteos que había en otro blog mío, que borré porque se presentaba como una continuación de este pero le di aún menos bolilla. Estos datan, creo, de 2017: se trata de un análisis de las tiras del ilustrador Rodam Pitrani (recuerdo haberle compartido ese escrito por facebook y me contestó que sintió genuina identificación con las ideas que sobre su obra yo expresé ahí; nunca antes había ponderado la capacidad de mi escritura crítica por acercarme a las manifestaciones artísticas de mis contemporáneos a través de una interpretación que ahonde en el contenido que elles expresan a la vez que respetándolo, es decir, sin derrapar hacia intepretaciones abusivas o distorsionadas; por desgracia, mi depresión no diagnosticada, el horror de lo que me depararon mis últimos años de vida - en un plano más psicólogico que objetivo - y, finalmente, mi falta de seriedad a la hora de abordar mis proyectos escriturarios, coadyuvaron para que nunca más volviera a hacerlo), de un análisis de una canción de Serú Girán, y de una reacción ante las repercusiones mediáticas que tuvo la marcha por el ocho de marzo de 2017. Este último artículo, en perspectiva, implicó para mí un compromiso que hoy en día debo revalorizar y con justicia. Fue a mediados de junio de este año espantoso, de este año que nos trajo un espanto del que ni siquiera podíamos tener perspectiva previa, que empecé a identificarme como una feminidad trans y, sobre todo, como una persona no binaria. Rechazar mi ego masculino, aquel ego masculino que decía ser "hombre femenino", pero no se animaba a dejar de considerarse como tal, como un hombre implica para mí un montón de cosas que, a pesar de ser la escritura mi medio de expresión preferencial, aún al día de hoy me cuesta mucho poner por escrito. Ahora que no me llamo Renzo, sino que decidí adoptar un nombre nuevo, un nombre de origen propiamente americano, un nombre sin marcas de género: Lihuel, o Lihué, que significa "vida", "existencia"; ahora que estoy en el camino de una gran transición vital, ¿puedo darle un nuevo rol a este espacio de expresión? ¿puedo encarar este blog de una manera más interesante, más comprometida? Dicho esto, creo que la respuesta es obvia, y dejo de escribir esta nota que no era más que una breve aclaración para que, quien haya llegado acá, se concentre en esta idea: que el porvenir de lo que acá publique es el porvenir de mi escritura. Y siempre fui una artista del verbo. ¿Cómo rechazar a ese legado biográfico? Nunca voy a dejar de escribir, porque para mí escribir es más que un deseo: es una compulsión, una fiebre catártica que me incita a mancharme los dedos con tinta por más que necesite concentrarme en otras cosas, por más que crea que se pueda vivir mejor, pensamiento de ansiosa que soy, pensamiento neurótico por excelencia, sin la escritura (y sin su contraparte, la lectura). 

Fun Fact: la palabra griega psique significa alma pero también significa mariposa. Transmutar. Ir hacia el fuego "como la mariposa", como dice la canción de Adrián Abonizio.  

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