Palabras liminares: reproduzco por acá la redacción de un parcial que me pidieron para la cátedra de historia americana de los siglos XIX y XX de la FaHCE (UNLP). Si lo comparto es por dos razones: la primera de ellas, porque espero que le sirva de modelo y de guía a toda persona que se interese por estas temáticas o que este en esa encrucijada de tener que responder una pregunta de parcial en tono académico sin encontrar la inspiración suficiente o una idea precisa de cómo se deben responder este tipo de consignas (en todo caso, sepan que también ofrezco ayuda personalizada en la realización de tareas, parciales, trabajos prácticos y también para la preparación de finales, motivo por el cual pueden consultarme y mandarme la bibliografía que estén trabajando al mail lihuelsankari@gmail.com) porque, si vamos al caso, nadie te enseña debidamente a escribir en "tono académico" y la facultad termina siendo un espacio súper excluyente en relación a sus exigencias y a las constricciones impuestas por las instituciones encargadas de la producción del conocimiento oficial, como si el hecho de que la universidad fuera pública estuviera garantizado en la posibilidad de que todos accedan a ella cuando en realidad, una universidad sería realmente pública si cualquier persona pudiera enseñar en ella, y no sólo un docente con un título de grado y una jerarquía dentro de la institución; y, la segunda razón, porque el parcial que yo entrego a la cátedra es trabajo que yo realizo en mi provecho, en la capacidad que yo tengo de sintetizar debates o problemas relacionados con el campo de estudio de la historia y, siendo mi trabajo, no es algo que envío al docente y que queda ahí olvidado para siempre, sino que es algo que me costó horas de lectura y de escritura y que elijo compartir y difundir, porque reconozco lo que mi trabajo vale, y la facultad no es dueña de este, ni su emisor privilegiado...
(Consigna: ¿Cuáles son para los autores [Gabriel Di Meglio y Eric Van Young] las motivaciones que impulsaron la participación popular en el período revolucionario? ¿Qué implicancias tiene la escala [se refiere al carácter localizado de la participación, es decir, las influencias del contexto regional] en dichas explicaciones? ¿Qué posiciones esgrimen sobre la autonomía o heteronomía de la movilización popular?)
Los siguientes párrafos son un resumen de algunas lecturas sobre la problemática histórica e historiográfica que interroga por las características y las motivaciones de la participación de los sectores populares hispanoamericanos en los diversos procesos políticos definidos como revolucionarios que, a partir de la década de 1810, desencadenarán la independencia de nacionalidades incipientes en el ámbito territorial conformado por los (ex) virreinatos y capitanías de la Corona española en América.
Considero,
tras la lectura de la bibliografía sugerida por la cátedra, que la
contextualización de dichos procesos independentistas es fundamental para
comprender la especificidad regional de las formas de participación adoptadas
por los grupos subalternos de principios del siglo XIX. Fue a partir de las
conclusiones del artículo en que Di Meglio[1] aborda estas temáticas que
relacioné la existencia de un factor general desencadenante para comprender los
alzamientos populares que en las distintas regiones de Hispanoamérica
acompañaron al cuestionamiento estructural del sistema de gobierno. En un
primer lugar voy a describir la significación de la coyuntura crítica que
comportó la invasión de la península ibérica por el ejército napoleónico y las
abdicaciones de los monarcas borbónicos al trono de España y su relación con la
inclusión de las masas en la participación política del período revolucionario
hispanoamericano. Una vez analizada esta causa general de la politización y
participación popular procedo a expandir el desarrollo de la problemática a
escala local, analizando las especificidades regionales y las motivaciones
particulares de los distintos grupos subalternos.
Con contextualización me refiero, por lo tanto,
a la crisis política de la monarquía española tal como fue enfatizada en la
obra de François-Xavier Guerra[2]. Ella tuvo como consecuencia
la actualización de un debate público concerniente a la representación política
de los americanos en el contexto de acefalía que se dio a conocer luego de la
divulgación de las noticias de las abdicaciones de Bayona y de la formación de
una Junta de gobierno provisoria en Sevilla. Frente a la posibilidad de
participación de representantes americanos en la Junta lo que se inaugura es la
discusión, en los términos modernos derivados del proceso revolucionario
francés, concerniente a la nación y a si quienes la constituyen son individuos
proclamados como iguales en detrimento de las jerarquías estamentales o
relacionadas con otro tipo de privilegios, como por ejemplo, aquellos
concedidos por la posesión de sangre europea y codificados por medio del color
de la piel. ¿Qué sentido comporta, dadas las transformaciones culturales de
principios del siglo XIX, la noción de soberanía? ¿Quiénes y de qué modo la
ejercen? Un segundo eje de discusión en los años fundamentales previos a la
constitución de las primeras juntas locales de gobierno en las dependencias
americanas de España fue, frente a la desigualdad en el trato y en el número de
los representantes de los reinos indianos expresada en la convocatoria de la
Junta Central de 1809, la problematización tanto del vínculo político e
institucional que unía a dichas dependencias con la metrópoli como la de los
vínculos sociales establecidos al interior de ellas y que marcaban una
separación estatutaria entre españoles peninsulares y criollos[3].
Ahora bien,
contemplar la idea de que existe en la crisis política de la estructura del gobierno
monárquico español un aglutinante global que permite pensar la movilización de
los sectores populares, según lo plantea Gabriel Di Meglio al señalar los
límites de la perspectiva eurocentrada[4] que regla la
interpretación del proceso realizada por el autor francés, no contradice las
siguientes afirmaciones: que, en primer lugar, hubo también en el repertorio de
acción y el imaginario populares una herencia proporcionada por experiencias
surgidas en América durante el siglo XVIII y que impugnaron el status quo de la sociedad colonial,
conllevando así la transformación, según la conceptualización de Koselleck, de
los “horizontes de expectativas”[5] de los actores sociales
que estamos abordando; así es que deberíamos sumar a los ya mencionados debates
públicos suscitados por la divulgación del pensamiento europeo ilustrado (en lo
tocante al ejercicio de la soberanía y a la igualdad política, por ejemplo) acontecimientos
con gran peso simbólico como la insurrección andina de la década de 1780, la
independencia de los Estados Unidos y, crucial para las identidades negras y
los esclavos, la revolución haitiana de 1791[6], lo que nos lleva
directamente a considerar que, en segundo lugar, por más que el desencadenante
de la participación popular responda a una crisis política generalizada, lo
cierto es que tanto las motivaciones específicas que permiten comprender el
posicionamiento de los sectores subalternos frente a las lógicas del
funcionamiento político y económico y de las divisiones sociales presentes en las
diversas regiones del extenso dominio español en América como las de su
participación en los movimientos revolucionarios y contrarrevolucionarios del
período deben ser analizadas, sostiene Di Meglio, a escala local. Porque es a
escala local que, frente al vacío de poder, “desde 1809 se politizaron
tensiones previas” y afloraron conflictividades latentes (sociales, étnicas,
relacionadas con la propiedad de la tierra, etc.) y tradiciones de lucha que
permiten comprender, si bien no todos los casos de participación popular,
precisa el autor, sí una gran parte de ellos[7].
Habiendo hecho
las precisiones correspondientes a la interacción entre desencadenante causal
general y motivaciones específicas de la participación de los sectores
populares, resta reseñar las conclusiones extraídas de la evidencia empírica
que Van Young[8] trabajó
para el caso novohispano y así profundizar en el sentido de lo que implica
pensar “tensiones previas” y
“conflictividades latentes” en relación a esta problemática. La situación de un
caso de participación popular me permitirá establecer conclusiones provisorias
con respecto al interrogante referido a la autonomía o la heteronomía de las
movilizaciones.
Voy a dedicar
unas líneas, entonces, a las apreciaciones de Eric Van Young sobre la
participación del pueblo llano en el decenio revolucionario del actual México.
En su investigación planteó tres elementos constitutivos, relegados en la
construcción del proceso elaborada por cierta historiografía, que guiaron y
definieron las pautas de la actuación popular durante la insurgencia posterior
al colapso de la legitimidad del gobierno hispánico monárquico; así, bajo la figura
de una “geografía moral” de la insurrección popular mexicana constató que 1)
por debajo de la elite criolla y dirigente del proceso independentista una
amplia mayoría de sus actuantes eran oriundos de comunidades de identidad
preeminentemente indígena y que, actuando en la circunscripción territorial de
sus poblaciones (“campanilismo”), no
concebían su participación política en dirección a la forja de una entidad
nacional mexicana o de una “comunidad imaginada” que conectase sus intereses
con los de los otros sectores de las demás regiones del virreinato, que 2) como
modalidad recurrente de sus intervenciones se ejercía un tipo de “violencia
pública colectiva” orientada contra los agentes propios del orden colonial,
administradores blancos, “terratenientes no indígenas”, etc., conformándose así
gruMpos “guerrilleros” con dirigencias locales, jerarquías volátiles y conflictos
internos y, finalmente, que 3) como trasfondo cultural de la insurgencia existía
una concepción popular y “premoderna” de la política en términos religiosos y
la de la comunidad en términos sagrados, así como la expectativa
milenarista-mesiánica (originada en el sincretismo de las religiones
mesoamericanas y la evangelización cristiana) puesta en el retorno de una
figura mítica redentora[9].
La confluencia
de intereses entre sectores criollos dirigentes y participación política
popular es puesta en duda. Aquellos no guiaron, por lo menos en el caso descrito,
las dinámicas de esta, ni sus principios de acción fueron, dada la impronta
cultural religiosa y fuertemente arraigada al territorio y a la comunidad
presente en los grupos constituidos por integrantes de los pueblos indígenas,
los mismos. Di Meglio afirma que “la crisis forzó a los súbditos del rey a
actuar”[10]; ello no quita, sin
embargo, que las motivaciones específicas hayan diferido enormemente entre los
grupos y segmentos de la sociedad así como entre los distintos territorios del
imperio. La expresión de “tensiones latentes” existentes en los reinos hispanos
de América adquiere, finalmente, un contenido más preciso si comprendemos que,
detrás de las motivaciones específicas de los alzamientos protagonizados por
sectores populares, sea agrupados bajo la consigna revolucionaria o desde la de
la contrarrevolución (v. gr. los esclavos en Venezuela oponiéndose a la
aristocracia criolla revolucionaria[11]), se verifica un
sentimiento antieuropeo y anticriollo que interpreto como expresión de la lucha
contra las jerarquías raciales y la propiedad privada en el marco de un régimen
de gobierno colonial[12].
Bibliografía y referencias.
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[1] DI
MEGLIO, Gabriel (2013), “La participación popular en las revolucioneshispanoamericanas, 1808-1816. Un ensayo sobre sus rasgos y causas”, en revista
Almanack, núm. 5, pp. 97-122, publicación de la Universidade Federal de São
Paulo.
[2]
GUERRA, François-Xavier (1992), Modernidad e independencia. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid, Mapfre.
[3] Ibid. pp. 133-4.
[4] cf. DI MEGLIO, op. cit., p. 121: “una revisión de su sólida
explicación [la de Guerra] de la simultaneidad de las reacciones políticas
americanas entre 1808 y 1810 desde la observación de la participación popular
desplaza el centro que en su argumentación tiene constantemente España”.
[5]
KOSELLECK, Reinhart (1993), Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós,
p. 342: “la tensión entre experiencia y
expectativa es lo que provoca cada vez de manera diferente nueva soluciones,
empujando de ese modo y desde sí misma al tiempo histórico”.
[6] DI
MEGLIO, op. cit., pp. 118-120.
[7] Ibid.,
pp. 115-116.
[8] VAN
YOUNG, Eric (2000), "Los sectores populares en el movimiento mexicano de independencia,1810-1821” en URIBE-URAN, Víctor y ORTIZ MESA, Luis Javier (Eds.), Naciones, gentes y territorios. Ensayos de
historia e historiografía comparada de América Latina y el Caribe,
Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, pp. 141-174.
[9] Ibid.,
pp. 315-328.
[10] DI
MEGLIO, op. cit., p. 121.
[11] Ibid. p.
103.
[12] Ibid. p. 105.
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